jueves, septiembre 22, 2005

Pulpita en acción

Nada de plantear hipótesis serias, probarlas y que contribuyan al bien de la humanidad. Vamos a la experiencia, directamente. Me encanta ese momento en que te bajás del subte y empezás a caminar por el andén como si fuera un pasarela, y una tuviera unos tacos altísimos, esos días que estás contenta, que te hacés la modelo, y siempre divisás a un guachito lindo que se quedó en el vagón. Lo mirás cuando las puertas todavía no se cerraron, pero te ponés seria, como si no lo hubieras notado, pero cuando las puertas se están por golpear, pum, te reís, es buenísimo, porque el otro no te puede venir a hacer nada y vos quedaste re lady y hasta quizá lo pusiste quenchi. Es re lilndo poner quenchis a los hombres porque a ellos les gusta ese estado. También el que le sigue.
Después. como hoy estaba re linda, con corte de flequillito nuevo y estilo diferente, me hice la diosa cuando pasé por al lado de un policía que estaba en el descaso de la escalera atándose los corndones, me acerqué y lo tuve a mis pies. Ay qué quenchi! El poder a mis pies! Ahí la que se puso contenta fui yo. Ups!

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