lunes, agosto 08, 2005

Mon nouvel ami suisse

En el verano conocí a un suizo. Hoy, él es mi amigo "el suicito". Esta mañana llegó de Chile hablando en un perfecto español de nueves meses arruinado por las palabras que le enseñaron los vecinos. A saber: "cachai"; "pololo" (y sus derivados: pololear, pololeando, pololeemos, pololeame, etc.); "la raja", que se usa cuando uno está cansado; "carrete", para fiesta;"al tiro", al toque; y "huevón" (weon en chileno y en el msn).
En la cocina de casa me dijo orgulloso que en Sudamérica no come quesos. Le pedí que me explicara por qué Suiza es reconocida en el mundo. Me respondió: por el chocolate, los relojes, los Alpes, las cuentas anónimas que se pueden abrir en los bancos, la neutralidad y la hospitalidad para con los exiliados, la cruz roja y los "swiss army knives", acá conocidos como victorinox. Le pregunté si tenían escritores, actores, pintores, cineastas, artistas reconocidos y me respondió que Charly Chaplin y Einstein habían vivido ahí. Ah, ok. A él, que viene de un país donde es ley que a los 15 años se curse una materia (sin calificación) traducida como "educación familiaria" donde se aprenden las tareas domésticas, le pregunté:

- ¿Pero ahí en Sue... digo en Suiza no tienen farándula?
- ¿Qué es eso?
- Como esas que aparecen en la tele rubias teñidas con siliconas.
- Ah no! Las estrellas de televisión que tenemos son francesas.
- Jajajaja.
- Es que somos pocos!
- ... uajajajajaja... ¿Todo funciona bien en Suiza?
- Ah no! Hay demasiadas leyes.

Me explicó que camina rápido porque en su país en invierno, hace frío, que no transpira y que puede estar tres días sin bañarse sin tener olor. Cuando me animo, meto un bocado y le digo algunas palabras en francés. Me corrige y me dice: "Qué dulce!". Y yo me guiño el ojo.

Hoy tenía que hacer un trámite por Almagro así que lo llevé a tomar un submarino a El camarín de las musas. Para él el submarino es un vasito de alcohol que se mete en el café. Por eso, antes de que se fuera la moza le aclaró "sin alcohol por favor". Lo dejé. Quedé re bien en llevarlo ahí: en una mesa estaba Juan Leyrado, en la otra Julio Chávez. Lástima que para él significaban menos de lo que significan para mí. Bah, sólo me sirvió para demostrarle que nosotros sí tenemos actores. Igual estaba chocho. Debajo de la mesita donde teníamos apoyados nuestros submarinos (sin alcohol, con una barra de chocolate más rica que la Águila adentro de la leche bien cremosa y espumante), agarró un libro escrito en francés y alemán de arquitectura japonesa. Dedujo que se había editado en Suiza. Así fue: copyright no sé qué en Fribourg. Fribourg, Fribourgo, Freiburg es la "ciudad" de 40 mil habitantes donde vive. Se sintió un poquito más cerca.

Camino al colectivo, en la puerta de un supermercado chino vi un gato y señalé: "Le chat". Y me explicó que en francés la chatte es vagina y la chienne se le dice a las putas pendejas.

Ay Borges! Que te fuiste a morir ahí...

No hay comentarios.: