Fiesta

Un sombrero amarillo de obrero de la construcción nos recibió con un hombre debajo que bien podría pasar por maestro mayor de obra.
Incredulas, asomamos las caritas por el marco y sí, parecia que la fiesta era ahí. Pero bueno, nosotras olvidamos el sombrero, o no quisimos recordarlo.
Pagamos, nos dieron bolsitas con caramelos y juguetitos de piñata como en los cumples de antes y así nos adentramos...
El beat, "el Anfitrion", nos recibió en la escalera como un padre en el día de los quince de la nena. Besitos, abrazitos, presentaciones oficiales del tipo: soy tal y mi blog es tal.
Y así tooodo lo poco que duro la fiesta.
Daba un poquito de pánico eso de que a uno lo llamen por el nombre con el que firma los textos, o te digan: "ah! vos sos la depresiva", o "ustedes tiene muchos problemas con sus ex", como si todo lo que se escribe fuera realmente cierto, alguien se olvido de avisar que puede ser ficción.
Ya estabamos a punto de desistir y partir cuando apareció el Beat de nuevo quien entre empujones y apretones torpes de muñeca nos arrojaba sobre las personas diciendo: "-ellas son las Pulpitas".
Escandaloso.
Despúes el Beat se nos perdió de vista, para desdicha de mi histeria acumulada, y nos amigamos con el público.
A bailar a bailar gritó Tontiton con voz de locutor preocupado y Diego Suarez, que no es un jugador de fútbol como nos imaginabamos, también salió a las pistas con nuestra íntima Vickysad que de depre no tenia ni un pelo.
Uno no podia evitar mirar al otro y pensar en todo eso que leyo, en lo convencidos que estamos de que nos conocemos como si fueramos amigos.
En pleno meneo desenfrenado se detuvo la música, BeatNobile de nuevo tomó el puesto que mejor le queda, y con la palabra fuertemente agarrada a esa pronunciación tan radial y moderna paso a Comunicar que debiamos desalojar el lugar por todo lo que ya podrán enterarse leyendo su blog.
Dont Worry, nadie se ofusco demasiado, todos tranquilos salimos a la superficie.
Igual, una vez afuera la sensación no era tan grata. Y no por la clausura.
Saber que eramos de carne y hueso.
Que despúes de vernos, ya no querríamos volver a leernos.

La histeria del anonimato a mi tambien me aburrio.