miércoles, febrero 22, 2006

mi escritorio a veces patea

me despierto y veo los pliegues de mi panza, los relieves de mis piernas.
siento el ardor en el estómago.
el pelo químico y transpirado.
el esmalte escaso.
un tatuaje de chocolatín jack en la mano izquierda.
granitos en la pera, en la frente y ahora también en las mejillas.
el despertador me dejó plantada otra vez.
los libros nuevos sobre las ovejas de vino. ahora enojadas.
se llaman por el apellido.
y no se besan.
y no se hablan.
y no se aman.
y nunca más nada más que palabras y palmaditas en la espalda.
y probablemente un disimulado roce de pelvis.

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