miércoles, diciembre 07, 2005

Transpirada

Parece orgullosa de su nombre "no yo soy Noé-lia" y dejo caer el labio inferior acompañándolo con una leve inclinación de la cabeza hacia adelante, las cejas como dos arco iris enmarcaban esa cara gorda y sudorosa.

Que detestable, que patético orgullo despilfarran. Libretita negra en mano, o en su defecto la celeste de cartón, para los que todavía no hicieron el trámite.
Una pequeña multitud amontonada en la puerta del aula 154 listos para estirar la manito, entregar la libreta y esperar la Nota.
Una rubia que no soporto y que seguramente tampoco me soporta, una tonta-linda-hijadeunembajador-engreída, un alto-anteojudo, uno que frecuenta El Salón Pueyrredón con intención de chuparse toda la pulpita , esos que no puedo definirlos porque ni ellos saben lo que son, y los acneáticos, especímenes amigables pero con demasiada pus en sus mejillas.
Me senté, a esperar que mi apellido se aventure en este murmullo vacío y saqué el librito.
De a ratos levante la vista para corroborar que no estuviese demasiado abstraída como para no escuchar mi nombre. Y ahí aparecia ella, gorda gotas de sudor, capitana de los esperadores de nota. Charla que te charla con cuanto imbécil se le cruzara.

Mi libro me defendío de ellos y en cuanto uno parecía querer acercarse, yo me reclinaba más concentrada, mas interesada, mas insoportablemente impenetrable, en mi lectura mañanera.
Estoy casi segura de que este final del ciclo académico es lo mejor que me pasó en el año.

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