domingo, diciembre 11, 2005

Disfrazate vos

A mí me gustan y me inspiran los franceses ilustrados sensibles y pesimistas que condensan todos los males de la humanidad y de la realidad humana en la ponderada problemática de la Literatura. Desde los estructuralistas, los existencialistas, los post estructuralistas, los que no aceptan rótulos. Todos. Que se preguntan lo mismo de siempre -el ser, el tiempo, el lenguaje, el pensamiento, las emociones, la utopía- sin esperar respuestas. Escriben de un mundo distinto del que viven y transitan, y sin embargo escriben. Escribir es pensar, escribir es hacer. Y ahí el problema. Con esa visión fatalista, inútil, poco práctica, ¿cómo hacen para hacer? ¿Y si dormimos, en vez de disfrazarnos de cualquier cosa inútil, perdida de antemano, en este tiempo y espacio que hay entre la luz pre natal y la luz post mortem?

Están los que dejan que la mano invisible les ponga el traje y se acomodan con facilidad; otros rezan; algunos cantan. Todos eligen. Mis ilustraditos, escriben. En ese momento crean la sensación en la que quieren permanecer, el mundo en el que quieren vivir y el que quieren transitar, y por eso tanta parolata en homenaje reflexivo a la Literatura. Pero cómo hacen para hacer con esa mirada aguda, incómoda y sensible. Para levantarse temprano y vestirse y escuchar y salir y volver para escribir y que sus libros se multipliquen una vez muertos y las tapas opacas y no brillosas como los libros del merchandising.
¿Cómo se hace en la tristeza? Esta pregunta plantea una división en el grupo de los que no se comen el versito. Una división que suele aparecer, erróneamente, como las dos caras de una misma moneda, con orgullo de limados. Por un lado están los artistas y por el otro, los locos. El artista es aquel que puede canalizar lo que le pasa y por eso hace. Las emociones le pasan quieto, en la misma posición le sucede un viaje. Y siempre está ocupado: encerrado en el taller o mirando diez horas seguidas la pantalla de la computadora. El loco, en cambio, es aquel que se deja ir, al que como todo lo es difícil, no puede, y por eso, no le pone límites al deseo, a la ira, a la angustia y al no enfrentar el miedo, se deja chupar por la fuerza de gravedad. Y loco te volviste, cuando una vez en el piso, te das cuenta de que la infelicidad se te encarnó.
¿Y si nunca puedo parar de comer?

Ahora, por mi balcón veo volar todas juntas las palomas. Veo la sombra proyectada en el reflejo de la copa de los árboles. Mis vecinos gritaron "Gol, hijos de puta!!". No tengo idea qué está pasando. Me levanté estornudando y con dolor de cabeza. Bajé a la cocina y tenía frío. Mi abuela nos cocinó a mi papá y a mí unas milanesas napolitanas. Estaban muy ricas, pero mi papá come muy despacio. No levanté la mesa y subí a estudiar al balcón. Me dije en una típica actitud "con esto no puedo": "Saussure dejá de inventar" y me dormí. Me desperté un poco más bronceada y me tiré a la cama a dormir una siesta con culpa. Soñé que me bochaban. Me levanté y me fui al bar. No tenía plata así que les pagué con un ticket restaurant de 9 pesos.

- Mozo, hágame un ticket o fíeme que mañana le pago.
- No, puedo hacer eso, pero por ser vos, te vamos a dar el vuelto.

La cuestión es que el mozo no tenía cambio, así que me dio un ticket de un desconocido, pero una persona al fin. Si hay algo impersonal en el mundo es el billete, es de pocos y de todos. Ahora tengo uno de un hombre cuyas iniciales son GAG que trabaja en CROCE HNOS AG.MARIT S.R.L. Me dio miedo, tengo miedo, como si en ese estanciero de 5 pesos guardara una historia ajena en mi billetera. ¿Y si es un tipo mufa y me trae mala suerte? Igual, me parece que es un tipo bueno, porque el ticket es de noviembre y le restan 14 más para terminar la chequera. Es decir que es un tipo que ahorra, y los tipos que ahorran son buenos porque son miedosos.

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