miércoles, octubre 12, 2005

Flor de primavera

Es insoportable el amor en primavera.
Las jovencitas descocadas piden pista a gritos.
Se exhiben coloridas, desnuditas, engreídas y prepotentes.
Es que esos pechitos han estado guardados muchos meses en reparo del frío.
Y las curvas se disimulan demasiado bien bajo el abrigo.

Si se va el frio, de a poco todo se calienta, y transpiran los pliegues del cuerpo.
Como esa transpiración finita que corre entre los dedos de las manos cuando se atravieza la vereda de una casa en construcción.
Esos muchachotes gritan chanchadas, y una, apura el paso, pero sin dejar de menear el culito.
Me doy vuelta, los miro: son cuatro, estan sucios y transpirados, hay restos de cemento fresco y pintura en sus camisolas. Le hago señas a uno, todos paran de silvar, me hace un gesto, y entro.
Me espera el más jovencito ya sin ropa.
Me mete en un cuarto vacio, pero yo me adelanto, lo dejo afuera y antes de dejarlo pasar les digo: "pasan de a uno, y con forro".

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