sábado, septiembre 10, 2005

Punto G

Y entonces nos regocijamos en este bienestar obtenido, en este equilibrio que alcanzamos a esfuerzos increíbles.
Y nos sentimos plenos, felices, completos, bien llenitos.
Que bárbaro, que preciosa esta tranquilidad que genera el no-vacio.

Para mí es una mierda, me anula, me deja seca, de palabras, de experiencias, de lágrimas.
Esta sensación de energía que corre por donde debe correr, que sale, que todo fluye y nos deja satisfechos, extasiados, relajados, como después de un orgasmo. Que cagada por favor, que poco excitante, que poco riesgoso, que poco vértigo.
Así no se puede escribir, ni pensar. Así no sale nada.
¿Sin angustia, sin tortura, sin dolor, desde donde escribo? Escribo para llegar a esto y cuando llego, estoy acabada, sin nada que decir.
Esto se parece al sexo. Buscamos el orgasmo. Nos tocamos, nos rozamos, nos rechazamos, nos chupamos, nos mordemos, nos penetramos, y viene, viene, viene, y cuando llega, guaaaaaaaaa planta baja. La trepamos, la trepamos, llegamos a la cima y…….caída libre, de ahí, de ahí no sale nada. Después de eso no sale más que un: ahh suspiroso y ya fue.

Que cagada. Seré histérica, lo que quieras, pero dejame con el pre, con las ganitas, con la angustia, con la desesperación, con el arma siempre cerquita de la almohada.
Esto de estar así, con la pancita hinchada de júbilo, es naif, y no responde a nada de lo que preciso para escribir.
Y podrán decir que es una incapacidad, por que no se escribir. Y debe ser así.

No hay comentarios.: