viernes, noviembre 25, 2005

Pulpi! Hoy, yo también me puse los zapatos nuevos y -.C-, tampoco transpiré los pies. Eso sí, nadie en el trabajo se dio cuenta de mi nueva adquisición. Es que ellos no miran el suelo. Y yo sí. Por eso, en el colectivo, cuando volvía de mi revolcón vi que uno de los hilitos cosidos estaba paradito hacia afuera. Pronto, nos vamos a quedar con la suela de rueda de bicileta en la mano, Pulpi. Pero eso sí, con la cajita de los secretos bien húmeda. Siempre. Ese es el pacto que hicimos con el que nos convenció de abandonar la luz para volver.

Nosotras no queremos morir, si no dormir y dormir para no tener que pensar qué hacer con este tiempo y espacio que nos ocupa y que tenemos que ocupar.

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