miércoles, septiembre 14, 2005

Pasó el búho

Esto escribió Santiago Llach, uno de los varios talentosos y estudiosos hermanos Llach, que hace unas pocas semanas, empezó a publicar sus trabajos prácticos en el centro de operaciones de los superhéroes intercontinentales: "a vos mismo toda la mola de la filosofía analítica te expulsó de Filo aunque te divertía la Lógica, y te hizo pasarte a Letras. Ah, Letras. El placer del texto. Un lugar donde había diez minas por cada muchacho confundido. Un lugar con chicas lindas que van con la Recherche bajo el brazo. Qué más se puede pedir: era como estar en una película de Rohmer."
Bueno, esto no fue la esencia de la bonkeada, pero es donde nos sentimos identificadas. No entendimos lo de Recherche, ni lo de Rohmer, pero como al Malba no vamos -nos queda incómodo- y todo lo demás lo vivimos -si lo vivimos- de côté, extraemos este párrafo.
Entonces, me digo retóricamente: ¿quién puede evitar empezar a estudiar letras después de haber cursado teoría literaria? Nadie. Pero después uno empieza con la gramática y se engancha con el tema de la forma. Como cuando tenés relaciones con alguien, después de la primera vez, viene la segunda y la tercera se hace inevitable. De la misma manera pasa con Letras. Primero cursás teoría, después gramática y después una se sorprende pasándola bomba con los alófonos y cuando pasás a los ejercicios de morfología, transformás sustantivos en adjetivos y después a gerundios y es genial. Y ni me quiero imaginar cuando llegue a la sintaxis. El otro día empezamos con el tema del sujeto, casi me emociono, empecé a mover el culito en la silla. Decía la profe: "El verbo describe una situación en la que se ubican diferentes participantes que cumplen una función determinada". Está el sujeto agente, el que experimenta y el paciente, el que padece las acciones. Gran teoría de la realización personal.
Pero estábamos en la teoría literaria que rodea y teoriza sobre el impulso de la escritura -y sale para quedarse nada más que en eso. No nos engrupamos. Da tantas, pero tantas vueltas y nada (y fucking tanto) que cuando intenta fundamentarse, la caga. Los argumentos se transforman en excusas y se dicen cosas más o menos como que escribir y pensar es hacer algo por la patria -patria entendida como lugar común. Es genial, porque como uno piensa, sabe que todo está perdido y escribe -por una mera necesidad personal de cualquier índole- sin correr el riesgo de perder ninguna empresa social seria. Entonces uno arriesga todo, y se hace el más capito, porque al final, el final. Es fácil tener buenas intenciones. Lo difícil es no ser boludo.
¿La salida por dónde?, ¿por dónde?

Abran las ventanas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo vi una de rohmer en san pablo, cuando no tenia que pensar en justificar mi existencia ni la de un texto. Fue la unica pelicula mala que vi en todo el viaje. Por suerte estaba afuera y no movia el culito justamente cuando me decian "gerundio"