viernes, agosto 19, 2005

Estilo de Rosas.

Papá Noel me trajo una vez, el establo de los ponys. Era lindo muy lindo, se levantaba el techo, tenia una puerta enorme, traía sombreros y monturas. Pero yo me pasaba horas mirando a la nena rubia de la caja. Siempre quise ser rubia y de pelo lacio, esos corte carre brillosos de propaganda. Y además tener ojos celestes.
Tenía diéz Barbies, y dos Ken. Ellos eran tan, tan feos, no tenian pito, solo una hinchazón delgada en el púbis. Ellas, por su lado, no tenian abertura, estaban bien cerraditas. Eran asexuados.
Uno era el novio de la rockera, y venía con guitarra, y ella con el micrófono. Es que los fabricantes se avivaron de que para cantar a capella (o capela) se necesita uno, por lo menos de plástico.

Ahora ya no quiero ser rubia, y uso mis rulos sin pudor, acepté un par de cosas de mí, y entendí que yo nunca sería la nena bella de la caja, ni tampoco rockera como mi Barbie, tal vez grupi, pero nunca una rock-star. Que cantar a capela es todo una técnica, y que de lo único que hay que cuidarse, es de no toparse con un Ken de hinchazón pubiana, más bien es mejor que la tenga como la del pony, y que hay que tratar de darle la mayor apertura a la entrepierna. A los hombres les gusta que seas de plástico, pero del blandito.

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