domingo, agosto 21, 2005

Desgraciadas

Pasa, pasa que me falta un montón todavía, pero yo no quiero ser una treintañera. Cuando llegue a los treinta prefiero parecer de veinte o de cuarenta. Pero los treinta son un bajón. Si a los veinte sosmos concientes de nuestros problemas, a los 30 se incrustaron en los poros y se volvieron arrugas. Además estás re desesperada por cumplir con el manualcito de la vida feliz y si no tenés un novio, al menos un hombre al lado, te proyectás como una solterona con concha gastada. Y si conseguiste marido y lograste un hijo tenés una cara de orto infernal. Si, nena, te comiste el cuentito de la familia perfecta, era eso lo que querías? esa era la satisfacción que esperabas? Ja ja ja. Eso te pasa por bancarte el molde.
Además a los treinta la carne está más podrida, se nota, se endurece, ya está, lo que quedó, quedó. Encima te empiezan a gustar los pendejos, los tipos de tu edad ya están todos casados y te quieren de segunda, y en caso de que encuentres uno, solterito, que huela bien y viva por Palermo, se coge a chicas de veinte. Ja ja ja.

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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