martes, agosto 16, 2005

Cuando estoy triste, no escribo porque me faltan energías.
Cuando me siento cuidada, querida y cojo con calidad y frecuencia perfecta, tampoco, porque estoy en equilibrio.
Si me leen muchos, me inhibo. Y controlo. Y esto pierde sentido. Pero un nuevo gran amigo que tengo me dijo que entre esos límites también se pueden decir cosas copadas.

Por ahora sólo tengo para ofrecer dos punteos sobre la juventud:
1) Los adolescentes sufren las mismas neurosis que los niños, sólo que los primeros se dan cuenta de los problemas;
2) Los adolescentes tienen que pagar el precio por divertirse.

Una derrotista: Somos jóvenes, pero ya nos dimos cuenta de que no vamos a cambiar el mundo.
Una para todos: En esta Buenos Aires húmeda, lo que mata es la neurosis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

los niños son el eje del mal. Hay que invadirlos y transformarlos rapidamente en bombas de demoliciòn. Ellos o nosotros.

Bin, el benjamìn