martes, agosto 16, 2005

Bueno, conseguí ese trabajo. La psicóloga fue amable al principio y caracúlica al final. Era bastante gordita y tenía un lindo rush en los labios que mantuvo la intensidad del bordó durante las dos horas de prueba. Me preguntó si me había pasado algo grave en la semana que pudiera interferir en los tests y yo les respondí que había jugado con los sentimientos de mi amigo suizo, pero que más allá de eso, todo más que bien.
Me hizo dibujar un hombrecito bajo la lluvia. Lo dibujé con palitos, sin pelo, con una sonrisa, con un paraguas y sin suelo, en el medio de la hoja. Lo tuve que rehacer porque quería uno de carne y hueso. Me salió deforme, con hombros grandotes y el pelo bien negro sobre la frente. Bien de nena de primer grado. Me hizo inventar como diez historias: una fue de un marinerito que trabajaba como limpiapisos de veleros y estaba re chocho con su trabajo porque le encantaba la naturaleza; otra de un padre empresario que como a su hijo le iba mal en el colegio lo llevó a conocer la Torre Eiffel; otra sobre tres hombres tomando café en el Hotel Faena que después de la "mesa de análisis" dejaron cien pesos de propina a lo Galimberti. En el multiple choice puse que prefería la discusión, lo mágico, la experiencia y lo abstracto. La misma pregunta se repetía decenas de veces de diferentes maneras. Sí, te dije que me adapto a la rutina, que no me gusta planear y que trabajo bajo presión.
Bajé al noveno, participé de una mesa de discusión del suplemento (cómo se le dice? charla de sumario?) Después bajé al quinto y la de recursos humanos, Melina, me dijo que ya estaba adentro. Si estoy loca o no, qué sé yo, pero aparentemente soy apta para estar encerrada cinco días a la semana de 12 a 21 escribiendo boludeces sobre la farándula. Según los tests, no debo ser de aquellas que hacen quilombo y la revolución al estilo de Arrostito. No, encajo con los parámetros que exige el mercado laboral, soy una soldadita del sistema... Ay qué tristeza! Y mi papá feliz con la nena me irrita: "Ay qué lindo! la nena ya entró en el mercado laboral!" Ay qué asco papá! Fuck you! Y si me quedo en la calle qué? Y los que no tienen trabajo qué? Y si no me interesa trabajar, ni ganar plata y quiero que me mantengas hasta que me muera qué? No entendés nada: el éxito no pasa por estar in, dad!!!!

No entiendo a la gente que trabaja en recursos humanos, a las psicólogas que trabajan como "consultoras externas" para determinar el carácter, fortalezas y debilidades de una persona. Ni siquiera es divertido.

Ok. Entré, y las de recursos inhumanos y las psicopateadoras me dieron la bienvenida, pero igual no estoy del todo contenta. Creo que entré porque tengo linda sonrisa o por acomodada -aunque esa no es excusa para no hacer las cosas bien. Hay gente que escribe mejor que yo y que tiene que mantener a una familia y no entró. Además no me gané un viaje a Cancún, sino el principio de algo que me hiperneurotiza. Y que no me erotiza.

Voy a tener que empezar a leer los diarios primero, y después con más detenimiento, jugar al ajedrez todo el tiempo, clacular los movimientos, el aliento y comprarme botitas de cuero, sin taco, pero que convinen con la cartera. Como esos infelices estudiante de derecho que se ponen chochos "por entrar al mercado laboral" como meritorios en un estudio jurídico y lo primero que se compran es el traje. Ni saben hacerse el nudo de la corbata, ni combinar los colores, que ya colgaron las all stars y cambiaron la mochila por el maletín. Yo también me voy a disfrazar. Pero no voy a dejar de usar mis polainas hippies, mi argollita en la nariz y mi pelo despeinado, savage.

Y ahora, de dónde saco las ideas grandilocuentes por las que se caracterizan los medios espectacularizadores? No, yo no hablo en superlativo.

Además voy a tener que trabajar los sábados, todo bien, porque los sábados son los peores días de la semana y por lo menos los voy a tener rutinarizado. Pero los sábados son los días de militancia de los militantes. Y lo digo como si fuera comunista, como si alguna vez me hubiera embarrado en una villa por más de cuatro fines de semana seguido. Pero no voy a poder asistir a las jornadas de pensarNOS de la facultad. Voy a cambiar las paredes de ladrillo, por la alfombra gris, y los carteles de colores políticos por ese reloj blanco que me persigue sea donde sea que esté, que marca el tiempo con un silencio amenazante, y que me hace pensar que estamos encima de una cinta transportadora de la que no es debido saltar. Tic- tac- PUM.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Voy a cambiar la alfombra de ladrillos por una temporada en la villa 21. Maravilla robòtica tu narraciòn. Me alegra saber que te la bancàs. En realidad no te bancàs un carajo nada y eso es lo que me alegra. La contraconcha, la conchadicciòn, la dulzura de tu pequeña isla incontrolable donde te escabullìs para volver despuès dispuesta a indisponerte. Pero llena de brìos, llena de misterio, llena eres de gracia Marìa la cualquiera.

Anónimo dijo...

Comparto tus pensamientos, y eso que no estoy in en esa, y no entiendo como voy a llegar a estarlo.
En 2do año de la carrera abandone porque no iba a alegrarme cambiar mochila por maletin.
Como hacer para vivir realmente de lo que uno quiere sin atravesar el camino de hacerse el cuerdo con la de RRHH!
este mundo...
besos!

Pulpita dijo...

ruli: hacé lo que sabés que tenés que hacer.
abrazos fraternales.