sábado, marzo 31, 2007

De la lluvia, y esas aguas

Puedo decir sobre las luces que vi, decir que una vez me puse a esperar y como dice Spinetta sin saber qué esperar me dio vueltas las ganas de amar, y me encendí de amor. Me entregue, me fundí, me doble y me volví a parar, y ahora estoy acá.

Se hizo de noche y estoy en el medio de una librería-bar muy coqueta del barrio de Palermo bobo. Un escritor presenta un libro sobre un barco y una guerra sobre la que se poco y nada. Pero me conmueve. Me emocioné varias veces mientras leía el libro, y me emocioné mientras le contaba al escritor sobre esas “partes”
Ahora estoy parada en el fondo de un pequeño salón poblado de parientes y amigos y ex combatientes de Malvinas que se abrazan, se saludan y eligen copas de vino. Las mujeres huelen bien, algunas cargan bebés y se besan en la boca con hombres que las miran también perfumados y encorbatados y parecen sonreírse como asintiendo una complicidad de felicidad compartida. Ni secreta, ni pública, propia.
En la otra punta esta el jefe de redactores de una revista que lleva un nombre que alguna vez creí divertido, premonitorio. Lamujerdemivida. Y hoy entiendo que esa frase me va a quedar grande siempre. O chica. Que no esta hecha a mi medida. Ser mujer es un ejercicio que practico todos los días y que a veces hasta me cuesta más que aprender a escribir, pero lo sigo intentando. Pero ser la protagonista de una vida ajena a veces funciona con costos que me aterran. Es que yo soy la que vive a destiempo, errando, llego tarde o demasiado temprano al amor. Llego cuando ya se fueron, o cuando todavía no llego nadie. O voy a la dirección equivocada, donde el que está, no me esperaba.
Estoy sola, tengo el bolso que, como siempre, me pesa una tonelada, un grabador que estrene hace poco y donde últimamente juego a ser entrevistadora. Tengo anotadores cartuchera y ahora, un libro dedicado. Y me pesa.
También llevo un paraguas rojo y en la punta de la mirada una tormenta eléctrica a punto de estallar. Y estalla, no me da tiempo a avisarle que no es la hora ni el lugar, que no tiene nada que ver, que acá no.
Pero cae.
Salgo a la calle, abro el paraguas y busco. No, es imposible. Seria demasiada casualidad. Es de noche, esta refrescando y hay mejores cosas para hacer, seguro.
Un señor me dice que a la vuelta para el 39, gracias, me voy tarareando una canción
que a veces
me calma…

Coincidimos y no es casualidad, que mala suerte no es casualidad…
Tal vez sea cierto, lo que queremos no es lo que hacemos, lo que buscamos esconde un defecto… es la manera en la que construimos…recuerdo, ya estuve llorando por esto…

7 comentarios:

Cereza Martinez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cereza Martinez dijo...

Pero que muy bueno. Esto tambien es la polla en vinagre.

EmmaPeel dijo...

en la punta de la mirada

muy bueno pulpi!

Anónimo dijo...

¿Es necesario ser protagonista en la vida de otro?. Ya bastante cuesta protagonizar el destino propio, no?.

Anónimo dijo...

Cuesta entender que hay personas, que aunque las cosas no salen como se haya esperado, nos han hecho en algun lugar, un poco mejor.

Aun no conoci a nadie que tenga tanto amor para dar como quien escribe aca a veces.

uf. al final solo quedan canciones.

Anónimo dijo...

Caí en tu blog y me gustó

No se por qué cuando llueve o hay tormenta, nos calmamos en una forma extraña

Clari dijo...

me acuerdo que cuando decidi viajar a San Andres pase unas vacaciones con 5 dias de lluvia seguidos. eso no impidio que podamos disfrutar. es un lugar magnifico