martes, septiembre 19, 2006

Yo te mato cazador

Fuerzo la situación y me chocó con tu contestador.
Tu puta omnipresencia me abarca completa, pero cuando te quiero correr del plano de fantástico no te encuentro.
Me olvidé de las maravillosas ganas que tenía de estudiar, de disfrutar esta noche veraniega tirada boca arriba en el balcón y del modelo de lámpara que me quiero comprar mañana.
Pienso en mi madre y en su novio fabricado en un country antes de que estos existieran, en la tristeza que me genera ver a mi padre frente al televisor, en las alfombras cuyos no sé qué crecen como pastizales y me envuelven hasta el techo. Me rasco las axilas irritadas por la gillette y el desodorante y me hago sangre aromatizada.
Sólo me queda un disco triste que me pasaste y las anotaciones que hice sobre Chomsky durante la clase de lingüística que duró cuatro tristes horas (sé cuando estás con ella): el tipo es un burócrata aplicado de la lengua, el primer trabajador del lenguaje (lengua y lenguaje son distintos?, acá también?). Noam escribe mil hojas de tesis para un doctorado con un método que dice que puede explicar mejor que ninguna otra teoría formulada hasta ese momento cómo funciona eso que se llama lenguaje. Establece su objeto y un método que puede ser modificado si encuentra un paradigma cada vez más acotado, abstracto y coherente que barra con los errores anteriores. Entonces si su teoría no funciona, formular otra está justificado y así es como se mantiene en el trono de la lingüística desde 1957 interpretando hasta el hartazgo la ambigüedad "la matanza de los cazadores". Chomsky, sos un imperialista, largá el lenguaje, largá. Let me tell you que yo no me como tu versito ultrafashion: ahora que se usan los cuerpos desgarbados y ambientes despojados vos venís con la teoría minimalista. ¿Cómo se te ocurrió?
Yo te estudio, ok, pero hagamos de cuenta que cada sentencia tuya que leo me acerca a la verdad. De que me quiere o no me ama.

1 comentario:

ajengibrada dijo...

no lo habia leido
-
ai-




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love-


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